martes, marzo 20, 2007

The Bright Side of Our Past

Es difícil hacer un relato del gran acontecimiento del domingo. Debo decir que en principio no estaba muy convencido de comprar la entrada para el recital. Pink Floyd es una banda que admiro desde mi adolescencia. Uno de mis mejores amigos tenía la colección completa, todos los cds de Floyd desde los primeros singles con Syd Barrett hasta The Final Cut, sumados los dos discos de la era post Waters. Pasabamos noches y madrugadas enteras en silencio escuchando esos discos. El destino quiso que conociera luego a otro de mis mejores amigos, Gustavo, fanático también desde su adolescencia. Con él y Mariano, este domingo, estuvimos en el césped del Estadio de River.
Vuelvo al principio. No estaba convencido, realmente. No creía que Waters podía armar una banda que sonara como Floyd. Creía, como mucha gente, que Waters sería como tantos otros músicos viejos que intentan seguir viviendo de su pasado glorioso, pero que ya no están a la altura de esas glorias.
A las 6 y media de la tarde de un domingo con clima perfecto llegamos a la cancha de River. Mucha expectativa, mucha emoción. Pero la primer desilusión llegó cuando nos dimos cuenta de como se habia armado el campo. Las plateas VIP ocupaban la mitad de la cancha. El escenario no estaba lo suficientemente alto con lo cual, si bien, por haber llegado temprano pudimos acercarnos justo hasta la valla que dividía el campo del sector VIP, rápidamente caimos en la cuenta de que no íbamos a ver muy bien el show.
Y lamentablemente así fue. Entre empujones, la mala educación ya característica de estos tiempos y la pésima perspectiva que teníamos ver el escenario implicó mantenerse en punta de pie tiempos records que ni una rutina de gimnasio podría preveer, apoyandose en la espalda los hombros de quien estuviera adelante intentando que ese ocasional "apoyado" no se enojara de nuestra sutil práctica.
La verdad, aún hoy tengo mucha bronca. Porque era un recital que se debía apreciar tranquilo, pudiendo observar como correspnde el escenario, maxime teniendo en cuenta que los contenidos de la pantalla forman parte del show.
Sentí bronca por la discriminación. Antes ir al campo significaba la posibilidad de acercarse lo mas posible al escenario y por eso valía la pena sufrir empujones, avalanchas, pero uno realmente "sentía" el show, básicamente porque podía verse el escenario y empatizar con esa energía increíble que solo producen los recitales. Ver estrellitas de la farándula que en su puta vida escucharon un miserable tema de Pink Floyd fue poco menos que indignante. Si lo hubiéramos sabido antes, por la misma plata ibamos a la platea alta y, sentados y munidos de un binocular, hubieramos disfrutado como correspondía.
Por suerte el show de todos modos fue excelente. En la primera parte Waters hizo muchos de los mejores temas de Pink Floyd (aunque en este caso no se puede definir entre peores o mejores porque cualquier tema de pink floyd que se elija es excelente) con un par de su carrera solista. Mother, Wish you where here, Shine on you crazy diamond, en fin, todos. Y lo mejor, uno esperando versiones que minimamente se acercaran a la de los discos y encontrándose con versiones ejecutadas tan perfectamente como las orgininales. Y Waters, sabedor de que su voz no puede con determinados tonos, delegó la interpetación de alguna de las canciones a uno de sus guitarristas. Todas las versiones tuvieron la fuerza y la pulcritud técnica de los discos, y obviamente, más fuerza aún tratándose de un concierto en vivo. Algunos, los más exquisitos, pudieron haber extrañado el vuelo interpretativo de la guitarra de Gilmour. Pero, en rigor de verdad, la banda sonó excelente. Cada genio es único y por fortuna en este recital no se pretendió imitar el estilo de Gilmour. Hubiera sido una estupidez y sin dudas le hubiera restado calidad al show.
El recital no decayó en ningún momento. La segunda parte fue todo Dark Side of the Moon. Otra vez decir lo mismo: ejecución sublime de un disco sublime. La intensidad sube al final, el volumen también. Eclipse y fin. No hay palabras. Genial, pero tal vez sea poco.
Y como si todo esto hubiera sido poco, 4 bises: Happiest days of ours lives, Another Brick in the Wall 2, Vera y Confortably Numb. Si, Confortably Numb.
Cerré los ojos. Ya no se podía ver y ya no había nada más que ver.
Hello. Is there anybody in there. Amigos queridos perdidos. Noches ya tan lejanas. Charlas tan viejas y tan tristemente escépticas (como aún hoy).
There is no pain, you are receding. Mis amigos hoy acá conmigo, recordando ellos también cuantas cosas nos habrán pasado en tantas Confortably Numb.
The child is grown. The dream is gone. Gustavo y Mariano estan acá pero yo los veo a mil kilómetros de distancia. Son los chicos de hace 12 o 15 años.
I have become confortably numb. Tengo algunas lágrimas. Abro los ojos. No soy un chico. El sueño se fue.

jueves, marzo 15, 2007

Cache (Escondido)

Anoche vi Cache (Escondido), de Michael Haneke. Excelente película. Haneke es probablemente uno de los mejores directores del mundo en este momento.
Una familia que parece sólida, clase media alta, donde todo funciona bien, y sin embargo algo viene a destruir de a poco ese armado tan prolijo.
En este caso ese algo son unos extraños videos y unos macabros dibujos que le envían a Georges, el padre de la familia. Despues los videos se los mandan al hijo, al jefe, a la mujer.
La pregunta es por que y quien le envia esos videos. Y esa pregunta sabiamente Heneke no la contesta porque acá lo que realmente importa es que Georges oculta una sórdida historia en su infancia. Historia que podemos reconstruir muy precariamente ya que el director no nos brinda más información que las palabras del protagonista que son más bien escasas y ocultan más de lo que revelan.
Haneke dice "me importa mostrar que la verdad es contradictoria".
Y que dificil se hace que hoy el espectador promedio no se sienta manipulado y engañado por un director que nos da solo una version parcializada de la historia, que nos hace desconfiar de nuestros supuestos, que nos obliga a replantearnos el concepto de verdad.
Georges es un buen tipo, excelente marido y padre, talentoso intelectual, o un tipo que en la infancia cometió una brutalidad con un sirviente suyo?
Haneke plantea la no admisión del protagonista de la culpa. Esa no admisión lo destruye. Destruye todo lo que le habrá costado mucho lograr, fundamentalmente, tener una imagen moral correcta.
Gran crítica al hombre, a su tendencia a construir imagenes sólidas, familias, estados, todo sobre bases con verdades ambiguas, con elementos sórdidos, vergonzantes, profundamente ocultos.