sábado, mayo 06, 2006

Comando never dies


Estos son los entrañables miembros del ya mítico Comando Norma Aleandro. En alguna perdida madrugada en la mansión del Subcomandante Vikinny, el dueño de este blog bautizó a esta avant garde del humor político con el nombre de la genial actriz argentina, una intelectual de la actuación, una señora que jamás podrá hacer de villera, en fin, la querida Norma.
Esta foto hará historia. El comando ya pronto será un recuerdo. Por eso, a todos los que alguna vez soñaron con conocernos, aquí tienen. El más lindo, el de anteojos, soy yo.

Broken Flowers

El miércoles pasado fui a ver "Broken Flowers", la última de Jim Jarmush. Fui al Lorca. Quería hablar de este cine porque hay algo del Lorca que me atrae, yo que soy tan afecto a los tiempos pasados, cuando entro al Lorca siento como si estuviera en los 70 o tal vez en los 60. La sala de abajo, con su bajada hasta la mitad y luego una inexplicable subida de la mitad hacia la pantalla es absolutamente incómoda para ver, y como yo nunca voy atrás, al sentarme adelante me encuentro en posición de avión en despegue. De todas maneras me tocó la sala de arriba por suerte. Pero lo que me gusta del Lorca es su vejez, su aire setentista, su oscuridad. Tiene un aspecto de cine que está por cerrar, eternamente, como si estuviera por convertirse en un cine porno o en un megabazar. Yo me pregunto porque los cines no se hacen así ahora, como el Lorca, con butacas mejores, eso si. Perdón por preguntar boludeces.
Volviendo a la peli, ya había recibido comentarios del tipo "no es la mejor película de Jarmush". Y en efecto, tal vez no lo sea. Digo tal vez porque siempre me pareció estúpido juzgar como mejor o peor una obra de arte. Yo, modestamente, creo que "Strangers than Paradise" es genial. "Down by Low" es también excelente. Es probable que "Broken Flowers" no sea tan buena.
Jarmush tenía un estilo muy definido y una estética muy particular también. Creo que nadie que haya visto "Strangers than Paradise" puede olvidarse de ella. Sin embargo, de Broken Flowers lo único realmente inolvidable probablemente vaya a ser la increíble actuación de Bill Murray.
Murray es Don Jonhston, un tipo que evidentemente ha sido y sigue siendo un seductor implacable con las mujeres. En un momento de su vida donde se siente vacío, su mujer lo abandona, recibe una carta sin destinatario de una supuesta ex mujer suya que dice que ha tenido un hijo de él. Don, convencido por un vecino con afanes detectivescos, se larga a la búsqueda de las ex mujeres con las que posiblemente pudo haber engendrado el supuesto hijo.
En los encuentros con ellas, Jarmush hace gala de su humor ácido, y para esto nada mejor que los "no gestos", por decirlo de algún modo, de Murray.
Hay que decir algo. Jarmush ha elegido muy acertadamente a Murray. La historia se basa demasiado en la abulía, en el desgano, en la soledad, en la inteligencia irónicamente parca de su protagonista. Murray muestra todas estas facetas y más. No es una película cuyo argumento pretenda ahondar demasiado en la relación del protagonista con sus ex mujeres. Tal vez a esos encuentros le faltó exprimirle mucho más el jugo. Quizás la historia necesitaba más acciones, pero seguramente el estilo parco de Jarmush lo llevó a contarlo de este modo, el que probablemente no le guste a mucha gente.
La diferencia entre las dos películas que cite antes "Strangers ..." y "Down ...." y esta, sea que en aquellas las derivas de los personajes tenían mucho de sinsentido, y por ende, el estilo parco le sentaba perfecto. En "Broken Flowers" hay una búsqueda concreta: el protagonista quiere encontrar a su supuesto hijo. Y está bien que Don sea abúlico, pero no que las escenas también lo sean, en tal caso a mi me quedó el sinsabor de que debía haber pasado más. Es, como siempre digo, mi modesta opinión.
Probablemente Jarmush no perdió el estilo. Pero convengamos que hoy no podría filmar "Strangers than Paradise" si quisiera tener una mínima posibilidad de figurar en el circuito comercial. Hay clichés que no eran de Jarmush. El travelling circular del final me pareció la típica chotada yanqui que Jarmush nunca hubiera hecho, con su tendencia a los cortes secos de planos que a mi particularmente me gustan mucho, y que en este film se ven pero menos que en sus primeros. Lo salva la magnífica cara de Murray en ese final que es puro desconsuelo.
A mi me gustó la peli. Digamos que Jarmush me gusta mucho. Tal vez podría haber sido mejor, eso es verdad. Y es una pena. Pero los grandes artistas también tienen sus puntos flacos.

martes, mayo 02, 2006

La vida y la muerte

Tal vez lo que voy a escribir esté lleno de lugares comunes. Seguramente no voy a decir cosas que ya no se hayan dicho. Sobre la muerte.
El lunes pasado murió mi abuelo. Era un hecho más o menos irreversible. Padecía una enfermedad terminal y había sobrevivido bastante dignamente mucho mas allá de los pronósticos de la medicina. Y justamente el hecho de que había vivido muchos años enfermo de algún modo nos había convencido secretamente de que nunca se iba a consumar su muerte, lo cual obviamente no era un hecho posible. Pero había demostrado una fortaleza muy grande, por momentos esa fortaleza hacía inverosímil el hecho de una muerte pronta.
Pero sucedió.
Y ese hecho que sabíamos inevitable pasó a tornarse para mi en algo absolutamente difícil de aceptar. A pesar de que, supuestamente, nos habíamos preparado para su muerte desde que supimos de su enfermedad.
Pero no. No hay caso. Me resulta imposible aún aceptar que esa persona con la que compartí una buena parte de mi vida no vaya a estar más aquí entre nosotros.
Supongo que debe pasarle a todo el mundo. Lo que no podía suponer era que fuese tan duro.
Y lo duro que fue haber estado ahí junto a él, tomandole la mano, en el momento que dejó de respirar. Ese momento jamás se va a borrar de mi mente ni de mi corazón. Es indescriptiblemente terrible. Creo inclusive que aún estoy shokeado, creo que aún no pude aceptar que "eso" fue real.
Debí enfrentarme con ese enigma al que todos los mortales le tememos. Mi propio miedo a la muerte, mis propias dudas, lo indisimulablemente frágil que es la vida, sobre que endebles premisas a veces edificamos la existencia. Todas esas cosas que uno no remueve en su cabeza porque si no no se puede vivir. Pero la muerte de mi abuelo, el preciso acontecimiento que viví, me removió todas las dudas, me encendió todos los interrogantes que siempre están apagados, ocultos tras nuestra "vida cotidiana".
Me atemorizó pensar que el tiempo vuela. Digamos, tal vez no haya pasado nada de tiempo desde el momento en el cual los sábados a la mañana mi abuelo me llevaba a comprar a la feria municipal de Nicaragua hasta ahora. No me resulta posible creer que ese abuelo ya no esté, ese que me llevaba con mano firme en aquellas mañanas de unos lejanísimos años 80, ese que tal vez en aquellos momentos no hubiera podido creer, ni siquiera sospechar minimamente que hoy ya no estaría en este mundo. Y ese niño de 5 o 6 años un día tampoco caminará más por una lejana calle Nicaragua.
Con mi abuelo tal vez murieron mi infancia y de algún modo también mi adolescencia. Fui conciente de que ya no soy un nene, fui conciente de que hay un pasado que no vuelve. Fui conciente de que las cosas, los seres que uno quiere un día dejan de estar en este mundo.
Y aún así no me resigno.